jueves, 17 de enero de 2013

La diosa que llevo dentro

En el libro “Cincuenta sombras de Grey” Anastasia Steel habla de “la diosa que llevo dentro”. Lo hace siempre en relación a situaciones de mucha excitación, no solo sexual, que la hacen sentirse especial.

Para aquellos que no sepan de qué va el libro diré que se trata de la relación entre un joven y guapo multimillonario y una recién licenciada universitaria. Ella siente ambivalencia hacia Grey, pues él ejerce de todo el poder y capacidad de control del que dispone como multimillonario para hacer de la relación con Anastasia algo “único”.

Para ella esto es despreciable...., pero también excitante y en esta situación aparece “la diosa que lleva dentro” bailando y disfrutando eufóricamente de algo que repugna y asusta.

Gustav Klimt
Que contradictorio puede resultar comprobar que ser una diosa te esclaviza.

En algún lugar de nuestra mente albergamos la esperanza de volver a ser “únicos”, como dioses para alguien. A veces este deseo no es tan pequeñito y dejamos que la diosa que llevamos dentro dirija nuestra vida.

No es algo tan infrecuente, todos podemos conocer a alguien que en cuanto le hacen sentirse especial, le adulan,.. pierde toda objetividad. Para no quedar esclavizados  por nuestra diosa, debemos haberla podido abrir la puerta para que se vaya. ¿Y cómo se hace esto?

Es un proceso: en la infancia debemos sentirnos dioses para mamá y papá. Esto significa que sentimos que ellos nos tienen un amor incondicional. Desafortunadamente esta palabra está mal interpretada. Incondicional  en  un sentido sano, significa que nuestros adultos de referencia (nuestros padres, tutores...) limitan nuestros actos, ponen comprensión a nuestros enfados, se mantienen firmes con  nuestros caprichos... Porque, en definitiva, diferencian entre lo que se puede y lo que no, lo que se debe y lo que no y tienen la maestría de mantenerse firmes en sus convicciones sin dejar de querernos. ¡Por eso somos dioses! Nos dedican su tiempo, su amor, su comprensión y aplican restricciones y limites que hacen que el niño crezca con sentido común y confianza.

En el sentido insano, amor incondicional es cuando se da todo, se permite todo o casi todo.. hasta que el adulto se harta y estalla. El niño se siente un dios. Cuenta con mucho poder, capacidad de manipular y control sobre los adultos. Pero no se siente querido de verdad. Nadie le ha ayudado a comprender que amar no es dejarte ser un omnipotente, que se trata de ayudarte a pisar tierra firme, a que aceptes los limites que impone la realidad y que aprendas a manejarte con sabiduría en ellos. Si no nos enseñan esto, de adultos seguimos desesperadamente dando gusto a” la diosa que llevo dentro”

 


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