De nuevo el abuso sexual a niños, esta vez dentro del Equipo Nacional de Gimnasia Rítmica. El País en su artículo "La policía cree totalmente veraz que Carballo abusó de gimnastas menores", explica cómo ocurrieron los hechos y también que ahora estos, han prescrito. Nosotras vamos a intentar argumentar la dificultad psicológica que imposibilita que dichos delitos sean denunciados por sus víctimas.
Él me decía que era mi padre y lo cierto es que yo pasaba más horas con él que con mi familia. Tenía sentimientos encontrados: le admiraba, le quería, pero a la vez tenía terror y me sentía obligada a soportar cosas, recuerda ahora esta mujer, una de las mejores gimnastas españolas a finales de los años setenta. Me volvía loca intentando averiguar qué había hecho mal porque unas veces me trataba bien, otras mal y otras me ignoraba sin motivo aparente...
Empezamos a vivir con miedo, relata una de ellas. El ambiente entre nosotras era raro. Algunas estaban absorbidas emocionalmente por Carballo, competían por sentarse con él en el coche, por estar siempre con él. Tiene el don de la manipulación. Todas teníamos una confianza total en él. Era un ambiente de amor desmedido y al mismo tiempo de miedo real, añade otra...
Las gimnastas abusadas en el caso Jesús Carballo, decidieron denunciar tras reencontrarse hace unos meses:
A raíz de ese reencuentro nos dimos cuenta de que no éramos las únicas víctimas y que habíamos sido gimnastas de varias generaciones las que sufrimos sus abusos. Nos entró el pánico. Pensamos que igual esto seguía ocurriendo y decidimos pedir ayuda al CSD, recuerda la denunciante. Solo dimos este paso cuando nos sentimos unidas, fuertes y psicológicamente preparadas. Solo queremos sanar y que Fillo sepa que sus actos nos hicieron mucho daño cuando solo éramos niñas.
El pederasta abusa de los niños porque ha decidido que no le importa hacer daño y además porque sabe que es muy difícil que un niño se rebele contra un adulto al que respeta, al que siente como una autoridad. Primero el adulto perverso crea una relación sana para que el niño confíe en él, para luego ir introduciendo aspectos perversos que acaban en el abuso reiterado. Esta conducta hace que el niño quede confundido y sintiéndose muy culpable.
Las víctimas de abuso sexual infantil quedan apartadas del resto de niños y niñas, en una situación de exclusividad muy ambivalente, por un lado se sienten los y las elegidas, lo que les hace sentirse amados, pero por otro lado sienten pagar un precio muy caro renunciando a su propia identidad. Las víctimas quedan ligadas al pederasta dentro de una relación de sometimiento a la voluntad del adulto y en un clima de clandestinidad y obediencia, es por esto que no denuncian y tienen que pasar años para hacerlo, aunque lo más probable es que no denuncien nunca.
Los abusos sexuales a menores prescriben en España cuando han transcurrido 20 años desde que la víctima alcanza la mayoría de edad. La policía no ha encontrado “indicios suficientes” de que el entrenador haya abusado de otras gimnastas en épocas posteriores, aunque no lo descarta. Si aparecieran nuevas denuncias o indicios de casos posteriores podría reabrirse la investigación
Creemos que estos delitos no deberían prescribir porque se necesita tiempo para denunciar. Si los adultos al cargo no fueron conscientes del abuso, tendrá que ser el propio niño abusado el que lo denuncie al hacerse adulto, siempre que tenga la fortaleza de reabrir una herida que probablemente haya intentado tapar con todas sus fuerzas.
Creemos que estos delitos no deberían prescribir porque se necesita tiempo para denunciar. Si los adultos al cargo no fueron conscientes del abuso, tendrá que ser el propio niño abusado el que lo denuncie al hacerse adulto, siempre que tenga la fortaleza de reabrir una herida que probablemente haya intentado tapar con todas sus fuerzas.
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